Este órgano está situado en la piel que envuelve nuestro cuerpo formando una barrera que lo separa de lo que nos rodea y sirve de protección. Es ligera, elástica y resistente.
Tiene un milímetro de espesor por término medio. Presenta dos partes: una superior o epidermis y otra inferior o dermis.
La epidermis. Está formada por varias capas de células epiteliales. Las células de las capas exteriores están muertas y se van desprendiendo en pequeños grupos al ser empujadas por las células inferiores que resultan de la división de una capa de células profunda.
En la epidermis no hay vasos sanguíneos. Tampoco hay nervios, salvo en la zona profunda. Por esto, si nos atravesamos superficialmente la epidermis con un alfiler no sale sangre ni notamos dolor.
La dermis. Es la parte profunda de la piel, formada por tejido conjuntivo. La porción más externa de la dermis, en contacto con la epidermis, es compacta y presenta numerosos salientes o papilas, donde hay vasos sanguíneos y terminaciones nerviosas. La parte más profunda es elástica y se desliza fácilmente sobre los músculos.
En la piel están los pelos y las glándulas sudoríparas.
Los pelos. Son como hilos de materia córnea que tienen la raíz metida en la piel y el tallo del pelo saliente. La raíz se dilata en su base, formando el bulbo, donde terminan vasos sanguíneos y nervios. Junto a la raíz, hay una glándula sebácea que segrega una grasa para lubrificar el pelo. También un musculito, que al contraerse hace que se ponga el pelo de punta.
Las glándulas sudoríparas. Son unos órganos en forma de tubo, enrollados por la base. Los orificios por donde se abren en la piel se denominan poros. Son muy numerosas, más de dos millones.
Se encargan de producir el sudor, líquido que tiene una composición como la orina, pero mucho más diluida. Por esto funcionan como órganos excretores. Pero la misión principal es hacer descender la temperatura de la piel al evaporarse el sudor. Por eso el sudor se produce en más abundancia cuando hace calor.
Las sensaciones táctiles. Se producen gracias a los llamados corpúsculos táctiles y a las terminaciones nerviosas libres, situadas en la dermis y parte profunda de la epidermis.
Los corpúsculos táctiles están formados por los extremos de ramificaciones de dendritas, rodeados por unas capas de células epiteliales especiales. Los hay de distintas clases.
Las terminaciones nerviosas libres están ramificadas y son las únicas que penetran en la epidermis (en su parte profunda).
Cuando los corpúsculos o las terminaciones libres son excitados, se producen las corrientes nerviosas que van al cerebro, donde se producen las sensaciones correspondientes.
Con el nombre del sentido del tacto comprendemos varias sensaciones distintas, que son las de calor, frío, contacto y dolor. Cada una de estas sensaciones se localiza en diferentes puntos de la piel, donde están los corpúsculos o terminaciones nerviosas correspondientes. Así, al ser excitadas por la punta fina de una aguja o pelo, se podrán localizar los distintos puntos.